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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Cómo fabricarse las boquillas de la dulzaina

Para tener una buena boquilla hay que conseguir que la caña esté criada en cañar de secano, de dos a tres años; cortaremos las más gruesas de 40 mm a 50 mm de diámetro, evitaremos cortar las que estén en zona húmeda ya que éstas se nos ahogaraán con más facilidad al satinarse de la saliva al tocar mucho rato sin cambiar de caña.
También haremos lo posible por cortarlas en la mimba de la Luna de Enero, o sea en cuarto menguante, ya que es cuando la savia está más dormida, tendremos en cuenta desechar las puntas de las cañas cortadas ya que son menos fibrosas, o sea a partir de la raíz los 8 primeros nudos.
Una vez hecha la recolección procederemos a preparar la caña para su secado, cortándolas por sus nudos. Haremos canutos de 8 cm los menos, dichos canutos los dejaremos en un sitio aireado un año por lo menos.
Si queremos adelantarnos trabajo, procederemos a cortar transversalmente los canutos en tiras sacando de 3 a 4 tiras por canuto según el diámetro.
Terminado ya el proceso de selección y clasificación, procederemos a elaborar las tiras en palas, las dejaremos cada pala a 2 mm de espesor y 20 mm de anchura por 6 cm de largaria.
Hay que marcar la caña que estamos elaborando, lo mejor es hacernos una plantilla que nos sirva ya de patrón; una vez marcada, la rebajaremos hasta conseguir su forma.

Es fundamental antes de seguir el trabajo de atadura tenerlas de 4 a 6 horas en un recipiente lleno de agua a temperatura ambiente, hasta que consigamos doblarlas por su eje sin que se nos partan.
Si han resistido doblarse, procederemos a atar sin apretar mucho la primera vez, a fin de darle forma a la parte que va metida en el Tudel de la dulzaina.
Si ha resistido este primer apretón sin partirse por su centro desataremos y volveremos a atar definitivamente.
A falta de tudeles para atarlas nos proveeremos de ramitas de membrillero o árbol de madera blanda, trocitos en forma de lápiz, siempre cuando atemos, le daremos unos milímetros de más por la parte que está metido el Tudel.
Para asegurarnos una buena atadura, en la última vuelta cruzaremos el hilo o alambre fino que empleemos con unos alicates, afin de que no se nos corra la atadura, rematando con una lacada a su alrededor.
El toque final es la conservación de las boquillas ya fabricadas, las cuales guardaremos en un recipiente que esté lo suficiente aireado, a fin de evitar que se nos frorezcan con la humedad. Cuando vayamos a usar una boquilla escogeremos la más seca , es conveniente despues de su fabricación dejar pasar al menos un año en el recipiente en lugar seco y aireado.

A la hora de tocar humedeceremos previamente la boquilla con nuestra saliva o prepararemos un vasito con mistela si somos menores de edad con agua y la tendremos unos minutos a remojo segun su sequedad a fin de reblandecerla un poco.
Si nos resulta fuerte la rebajaremos con una navajita o lija hasta tenerla a nuestro gusto; ojo para evitar quitarle su nervio siempre de dentro hacia fuera rebajaremos la parte anterior de los lados cuando sea floja floja de sonido, y la parte central cuando sea fuerte.
Sólo nos quedará su mantenimiento, que es su limpieza durante su corta vida, para lo cual usaremos un alfiler o una plumita de ave afin de no dañarla.
Si está muy sucia se pondrá en un vaso con una mescla de dos partes de agua por una de agua oxigenada y se enjuagará.
Suete Guillermo Camarelles Diana.